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El GPS más salvaje y preciso que existe
Una historia de búsquedas caninas (y la importancia de tener un norte)
Tiempo de lectura: 6 minutos
No sabía que esa tarde iba a convertirse en una carrera contra el instinto…
Todo empezó con un paseo cualquiera.
Otro sábado en el parque, en una tarde primaveral (a pesar de ser finales de julio).
Yo andaba descalzo en el pasto, mate y lectura. Zorrito —mi buen perro— a unos metros, jugando con su can-amigo, Inti.

Zorrito + Inti
Hasta ahí, todo normal.
Pero sin que supiéramos, a unos pocos kilómetros comenzaba un partido de fútbol. Y a algún genio se le ocurrió que sería una buena idea tirar bombas. De esas que suenan como si estallara una garrafa…
¡PUM! 💥
La tierra tembló. Los pájaros volaron. Yo sentí el golpe en el pecho antes de entender qué había pasado.
Y entonces, una segunda…
¡PUM! 💥
Los perros, aturdidos, comenzaron a ladrarle a la nada misma.
Les lancé el clásico "tranquilos, tranquilos…", y con el corazón todavía agitado, quise retomar mi placentera lectura.
Y de repente…
¡PUM! 💥
Tercera bomba.
Esta vez: solo escuché ladrar a Inti.
Cuando levanté la vista… Zorrito no estaba.
Había desaparecido.
Pánico y locura en el Parque San Martín
Lo primero que hice fue preguntarle a los dueños de Inti si habían visto al Zorrito.
Me dijeron que sí… que se fue corriendo.
Y yo: what?
“Zorrito nunca haría eso!”, pensé…
Pero lo hizo.
Así que me calcé y comencé a recorrer el parque.
Cual detective canino, fui interrogando a todas las familias que estaban de picnic (si alguien podría haber visto a Zorrito, tenía que ser una familia con comida)
Algunos decían que no.
Otros me daban indicaciones menos precisas que un horóscopo de diario ("eee... sí, lo vi: dobló para allá.. o para allá, y después no sé").
Y así estuve. 45 minutos.
Interrogando personas como un detective un poco sacado.

¿HA VISTO A ESTE PERRO?
Recorrí el lago, el bosque, la fuente.
Zorrito no aparecería.
Y ya, al borde de la desesperación... suena mi teléfono.
Número desconocido.
— “¿Hola?”
— “Hola sí… creo que encontramos a tu perro… está en la puerta de mi casa.”
— “Tremendo!! Pasame tu dirección, voy YA…”
Saqué la libreta para anotar la calle y la altura. Yo esperaba que me diera una dirección cerca del parque, pero cuando me dijo dónde estaba, me di cuenta…
en la esquina de mi casa.
*(y sí… lo busqué en el mapa para corroborar)
Y yo: “Pero si el parque está a más de 5 kilómetros… y nunca vinimos caminando!”
Pero aun así… volvió.
Como si algo lo estuviera guiando…

Posiblemente guiado por el aroma de su alimento 🦊
Estacioné en mi casa y fui corriendo a la esquina.
Ahí estaba Zorrito, junto a los vecinos que me habían llamado.
Vino saltando de alegría, como si no nos hubiésemos visto por un mes.
Los vecinos me contaron que, media hora antes, lo habían visto pasar corriendo mientras almorzaban en un bar del centro. Y que cuando llegaron a su casa, y ahí estaba.
“Tremenda coincidencia!”, dijimos todos.

Me lo imagino pasando así
Entonces me cayó la ficha:
Zorrito no volvió por conocer el camino.
Volvió por activar su brújula interna.
Eso le alcanzó para atravesar calles desconocidas, esquivar autos, atravesar el ruido y sortear todo tipo de obstáculos.
Pero no necesitó un mapa.
Tenía una referencia emocional tan fuerte, que todo lo demás —el ruido, los obstáculos— se volvieron irrelevantes.
Mientras yo lo buscaba con los ojos, él me buscaba con su intuición.
Su instinto le marcó el destino,
y él recorrió el camino —a pesar de ser incierto y desconocido.
Ese es el poder de una brújula que no se equivoca.
"Ningún viento le es favorable para el marinero que no sabe a qué puerto se dirige."
La mayoría, en medio del ruido, hacemos lo contrario:
Nos alejamos de lo que nos calma.
Perdemos de vista lo esencial.
Y en vez de correr hacia lo que queremos, huimos de lo que tememos.
Pero Zorrito no.
Zorrito corrió hacia la única certeza que tenía: su brújula emocional.
Y eso lo llevó de vuelta a su hogar.

El reencuentro fue emotivo.
Me recordó que, cuando tenés claro cuál es tu norte, el mapa puede cambiar mil veces… pero la orientación sigue intacta.
La claridad interna es el faro que atraviesa cualquier tormenta.
Así que la próxima vez que todo afuera sea caos, preguntate:
¿Cuál siento que es mi norte hoy?
Gracias por leer hasta acá.
Te cuento que estoy muy emocionado por la cantidad de personas que se inscribieron en el Workshop!
Pero esto me lleva, también, a tener que orientar allí mi energía —al menos durante las próximas semanas. Eso significa que este newsletter se tomará unas breves vacaciones (de ¿invierno?)
Serán solo 3 semanas.
Volvemos el primer domingo de septiembre.
(con alguna que otra novedad) ✨
Te dejo un gran abrazo,
nos leemos pronto.
Nacho
Versatilistas
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